En 1994, el dramaturgo español José Sanchís Sinisterra escribió El Cerco de Leningrado, una comedia del absurdo que se desarrolla en un viejo y antiguo teatro, donde conviven dos mujeres de cierta edad que se empeñan en encontrar el libreto de la obra que lleva el mismo nombre. Mientras buscan desesperadas el texto, luego de no alcanzar a estrenar el montaje, tras la muerte de su director, marido y amante en extrañas circunstancias; ambas mujeres sufren la amenaza de la demolición del teatro en el que trabajan y el cual defenderán con uñas y dientes.

A pesar de los años y la lejanía con su autor, la historia caló hondo en Rosa Ramírez y la compañía chilena Gran Circo Teatro. “Esta obra me lo regaló el Andrés Pérez en 1996, ya que la vio en una ocasión y le gustó mucho el trabajo. Me lo dio para montarlo, y si bien lo intentamos, a mí me no me gatillaba nada. Estuvimos como un mes y medio ensayando, y al final la guardamos, porque nos fuimos desinteresando”, recuerda la actriz sobre su primer acercamiento a la obra de Sanchís Sinisterra. “En 2002 nos tocó viajar a La Plata a un festival de teatro, y allí estaban dando la obra. En esa ocasión vi a dos actrices de 80 años haciendo este trabajo, y eso fue lo que llamó mi atención. Luego, hace dos o tres años, volví a leer el libro que me regaló Andrés y se me hizo cada vez más necesario hacerla, porque gatillaba cosas en las vivencias de la Rosita Ramírez y Gran Circo Teatro”, continúa haciendo memoria.

Así nació El Cerco de Leningrado, dirigida por Ingrid Leyton Acosta, obra que habla sobre la sociedad de consumo, la consagración institucional y la cultura de lo desechable, donde el arte y la cultura son secuestrados por el inmediatismo mediático. El montaje que se estrenó en diciembre, ahora volverá hasta el 23 de enero en el Centro Cultural Gran Circo Teatro. La invitación al público -ya una tradición para la compañía-, es clara: “Traiga su cojín”.

Coincidencia o no, pareciera que el texto fue escrito especialmente para Rosa y los colaboradores del Gran Circo Teatro. Pero la actriz asegura que la obra va mucho más allá: “A la directora, Ingrid Leyton de Teatro el Bolsillo, le pasan muchas cosas similares, a pesar de no estar casada, cercana o ser amante, o ser del circo teatro; pero sí le gatillan cosas como actriz independiente. Es que, ¿sabes?, hacer teatro es casi como ir a guerra a Siria, siempre estamos cuesta arriba, y la obra tiene que ver con el mundo de los que resistimos”